domingo, 20 de octubre de 2013

COMO FUNCIONA EL SISTEMA INMUNóLOGICO





¿Qué es nuestro sistema inmunológico?, ¿Cómo actúa para lograr protegernos de esos invasores externos?  ¿Cómo está constituido? ¿Por qué un desarreglo en su funcionamiento hace que nos encontremos sin protección ante cualquier noxa?

El sistema inmunológico es extremadamente complejo y al tiempo de hoy todavía no lo conocemos completamente. Sabemos que cumple todas sus actividades ejerciendo un exacto control en el organismo.
Cuando nuestro sistema inmunológico funciona normalmente constituye una defensa eficaz contra partículas extrañas, como agentes microbianos,  patógenos sean virus, bacterias, pero su labor no termina allí, pues también actúa como primera línea de defensa en contra de nuestras propias células, cuando éstas, por algún motivo han sufrido una transformación neoplásica.
¿Cómo logran esta serie de funciones?
A través de ciertas células y de algunas sustancias que se encuentran circulando.

La primera célula contra la cual debe batallar cualquier “intruso” (ya sea bacteriano, virus  ó simplemente una proteína extraña) se llama  MACROFAGO quien se caracteriza fundamentalmente por su capacidad para desplazarse, emitir prolongaciones que pueden englobar al “intruso” a través de un proceso que se denomina fagocitosis. Los macrófagos se encuentran fijos en los tejidos o bien pueden circular libremente bajo la forma de MONOCITOS. Así la principal característica del macrófago es reconocer materiales extraños o alterados fijándolos inespecíficamente a su membrana para después englobarlos por la emisión de prolongaciones (Pseudópodos) e interiorizarlo. Esta partícula extraña puede ser destruida totalmente en ese momento, en cuyo caso, la respuesta inmunológica termina allí. De no ser así, el macrófago se convierte en lo que se la denominado “Célula presentadora del antígeno”, pues actúa exactamente como lo indica éste nombre: le presenta el antígeno (partícula extraña, después de haberla procesado en su interior) a otro grupo de células que constituyen el grupo fundamental del ejercito defensivo: los linfocitos. Cuando ellos comienzan a participar en la batalla la respuesta inmunológica se hace “específica”, pues el antígeno presentado sobre el macrófago debe encontrarse con el linfocito programado especialmente para reconocerlo.
Los linfocitos aunque morfológicamente son muy parecidos, se dividen en dos grandes poblaciones o grupos que se denominan respectivamente linfocitos T y
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B. Los dos provienen de una célula madre pluripotencial que aparece precozmente en el embrión y que puede seguir dos caminos: o bien migra hacia el timo transformándose en un linfocito T, efector de las respuestas inmunológicas celulares o bien se dirige al equivalente de la “Bursa de Fabricius” de las aves que en el humano es la médula ósea, transformándose en el linfocito B, que a su vez origina a las células productoras de anticuerpos.
Los linfocitos T en el Timo aprenden a reconocer “lo propio”, es decir, todas las estructuras que pertenecen a ese individuo, así, en el futuro, no las destruirá: eso lo logra aprendiendo a identificar proteínas presentes en la superficie de todas las células y que son iguales en un individuo dado, pero diferentes a la de otro: son los antígenos de histocompatibilidad. Además, también en el Timo la Célula T va adquiriendo diversas proteínas que aparecen sobre su membrana y que van a recibir el nombre de receptores. Dependiendo del tipo de receptor que esté presente finalmente será la función que desarrollará dicha célula. Así dentro de la población celular T podemos encontrar células ayudadoras o cooperadoras, (Helper cell en inglés) cuya función es ayudar al desarrollo de la respuesta inmunológica exhibiendo un receptor  denominado CD4; luego tenemos a las células supresoras, pues están en capacidad de suprimir una determinada respuesta y por último tenemos a las células T citotóxicas, cuya función principal es destruir otras células. Estos últimos grupos expresan sobre su superficie un receptor denominado CD8.
En ésta forma dentro de la población T existen varios subgrupos diferentes cada uno de los cuales presenta receptores característicos que le permiten unirse a partículas específicas y así poder ejercer su acción dentro de la respuesta inmunológica.
El otro gran brazo de la respuesta inmunológica es el denominado humoral, cuya máxima expresión está representada por la producción de anticuerpos a partir del plasmocito,  el cual a su vez se origina de una célula B activada por su antígeno específico.
Existen cinco tipos de inmunoglobulinas( anticuerpos) que se denominan: IgM, IgG, IgE, IgD , IgA.
Cuando una partícula antigénica entra al organismo es necesario que se acople con el linfocito B que tiene el receptor específico para él, con lo cual se comienza a producir primero IgM y después IgG, las cuales también neutralizan o rodean específicamente a ese antígeno y no a otro.

 
Una vez conocida las células que integran el sistema inmunológico, veamos como se organiza éste ejercito celular para defender la integridad del organismo:

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El macrófago al actuar como  una célula presentadora del antígeno  lo expresa sobre su superficie y se lo muestra al linfocito T, el cual tiene un receptor que lo reconoce específicamente y al mismo tiempo el macrófago libera una sustancia que se denomina Interleukina 1 (IL1): éstas dos señales activan al linfocito T( es necesario que el antígeno sea presentado por un macrófago que tenga los mismos antígenos de histocompatibilidad que el linfocito T). Este linfocito comienza a interleukina 2 (IL2) la cual a su vez activa a otros linfocitos que pueden pertenecer a la subpoblación ayudadora/cooperadora(T4-CD4) que cooperarán o ayudarán con otros linfocitos para que actúen como citotóxicos y también inducirán a los linfocitos supresores para que inhiban la respuesta, pasando así la célula CD4 ayudadora a jugar un rol importante dentro de la regulación de la respuesta inmunológica.
La activación de la células B que conduce a la producción de inmunoglobulinas específicas, se logra, mediante el reconocimiento del antígeno a través de su receptor específico y por la colaboración de las células T ayudadora (CD4-TA) (debe existir aparentemente un contacto directo entre la célula T ayudadora y el linfocito B), las cuales también producen una sustancia denominada Factor de crecimiento de la célula B.
Es importante resaltar el papel fundamental  que tiene la célula T ayudadora (CD4-T4) en la respuesta inmunológica, por lo que también se le denomina Célula reguladora de la función inmune.
Existen también otras sustancias, generalmente proteínas, con un papel muy importante dentro del sistema inmunológico que son el denominado Sistema de complemento, formado por varias moléculas que tienen la capacidad de activarse unas a otras en cadena, siendo el estímulo inicial entre otros, un complejo formado por un antígeno y un anticuerpo.
 
Una vez activado no solamente es capaz de destruir una célula blanca, sino que presenta actividades quimiotácticas que le permiten atraer otras células, aumentan la permeabilidad vascular, favorecen la fagocitosis.
Otras sustancias producidas por el sistema inmune es el Interferón con una actividad antiviral característica que en  muchas ocasiones impide la  multiplicación del agente viral.